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Eneagrama y Teoría del Apego: ¿Cómo te relacionas?

En el anterior artículo os estuve explicando en líneas generales qué características principales tienen cada eneatipo.
El objetivo de este nuevo artículo es poder relacionar cada eneatipo con qué tipo de apego ha podido desarrollar, siendo algo muy difícil de etiquetar y categorizar que siempre será de esa manera.
No he encontrado información oficial que relacione la Teoría del Apego y el Eneagrama, así que la información que encuentres aquí será totalmente subjetiva y basada en mis años de experiencia trabajando con dichas herramientas.

¿Qué es la Teoría del Apego?

La Teoría del Apego elaborada por John Bowlby define que el apego es el vínculo emocional que desarrolla el/la niñx con sus cuidadores/as y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. La Teoría del Apego dice que el estado de seguridad, ansiedad o temor del niño/a es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (persona con la que establece el vínculo).

El apego proporciona la seguridad emocional al niño/a: ser aceptado y protegido incondicionalmente.

El bebé toma como referentes a sus cuidadores/as y necesita sentirse seguro en el mundo, así pues sus acciones y actitudes están muy relacionadas con recibir aquello que necesita de éstos, sea afecto, atención o alimento.

“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación” (John Bowlby).

Hay distintos tipos de apego dependiendo del grado de afecto, seguridad y atención que haya recibido y experimentado el bebé:

  1. Apego seguro
  2. Apego inseguro
    1. Ambivalente o ansioso
    2. Evitativo
    3. Desorganizado

Apego seguro

El niño/a tiene confianza en la disponibilidad, comprensión y ayuda que el/la cuidador/a le dará ante situaciones adversas. Se siente animado/a a explorar el mundo. La persona cuidadora está atenta a las señales del/la niño/a y preparado/a a responder. Manifiesta una búsqueda activa de contacto con la persona cuidadora. Este tipo de apego genera un sentimiento de pertenencia y seguridad. El contacto físico se utiliza para contener al/la niño/a cuando éste/a llora o se tensa. Las personas cuidadoras son capaces de integrar las necesidades del/la niño/a como una necesidad personal y no tanto como una rabieta o explosión puntual.

Apego inseguro

Apego ambivalente o ansioso

El niño/a no tiene la certeza de que la persona cuidadora esté disponible o preparada para responder a sus necesidades. La presencia del/la cuidador/a no le calma después de una ausencia corta.

Muestra ambivalencia ante el contacto: puede reaccionar hacia la persona cuidadora con cólera y enfado, rechazando el contacto o la interacción, y enseguida buscar ansiosamente el contacto. Se da una oscilación entre el contacto y el rechazo de esta figura.
Pueden ser propensos/as a la angustia por separación y por ello tienden a aferrarse a la persona cuidadora.

La exploración del mundo les genera ansiedad y por eso es posible observar poca iniciativa a la hora de explorar el mundo.

La actitud de la persona cuidadora hacia el/la niño/a es de poca conexión emocional, generando poca disponibilidad y poco acierto en su atención a las necesidades del/la niño/a.

Apego evitativo

El niño/a tiende a ignorar o evitar a la persona cuidadora. Es posible que la actitud del niño/a de evitación, amplíe la actitud de las personas cuidadoras que han generado dicha actitud en el niño/a.

La ansiedad y el comportamiento que muestra el niño/a es el mismo tanto con las personas cuidadoras como con personas desconocidas.

Muestran una actitud general de indiferencia o frialdad ante el adulto. Pudiera parecer que el niño/a con apego evitativo intente vivir su vida sin ningún tipo de apoyo emocional externo ni recibir amor de los demás. Visto así, muestra una tendencia a la autosuficiencia y casi una falta de expresión emocional, puesto que no se ha sentido sostenido ni apoyado por las personas cuidadoras a cargo.

La actitud y el comportamiento de las personas cuidadoras se manifiestan a través de actitudes de rechazo y hostilidad hacia el niño/a mostrándose controladoras, invasivas y excesivamente estimulantes.

Apego desorganizado

El niño/a que vive en un contexto relacional caótico, expresan un tipo de manera de relacionarse “utilitario” puesto que se apegan y se desapegan de la figura referente según necesidades y de manera superficial.

Este tipo de manera de vincularse se establece para protegerse de la constante frustración y vulnerabilidad. De esta manera se construye una manera de relacionarse caótica y aparentemente sin sentido. Oscilan entre la búsqueda del vínculo y la evitación.

Las personas cuidadoras muestran una actitud negligente en el cuidado del niño/a como consecuencia de haber vivido ellos/as mismos/as situaciones traumáticas no gestionadas en su infancia.

¿Qué estilo de apego tiene cada eneatipo?

Eneatipo 1

Este carácter pareciera que podría corresponder de manera más cercana con un tipo de apego evitativo puesto que son personas muy autosuficientes, con dificultad para el contacto emocional y relacional. Están más centradas en su tarea, que es perfeccionar el mundo y a sí mismos/as.

Eneatipo 2

Este carácter podría parecer más cercano al apego ambivalente puesto que hay un deseo muy grande no reconocido de recibir amor y de ser atendido/a en sus necesidades, no obstante, su conducta es todo lo contrario.

Este eneatipo da para recibir a cambio atención, agradecimiento, etc. Cuando no recibe esto a cambio hay enfado y reclamo de atención. Aquí es donde se puede observar la ambivalencia puesto que hay un mensaje claro de que no se necesita, no obstante, reclama cuando no se le da lo que cree que es suyo.

Tiene dificultad con la intimidad real. Mostrarse vulnerable no le gusta.

Eneatipo 3

Este carácter estaría más cercano al apego ambivalente/evitativo puesto que se muestra como una persona autosuficiente y con una emocionalidad congelada y a la vez está atado/a a la valoración externa puesto que no se valora a sí mismo/a.

Cuando esta valoración externa no está o no es de aceptación, busca de manera ansiosa de que manera puede volver a encontrar esa aprobación que busca.

Evidentemente, esta búsqueda incesante por agradar no es algo consciente, sino que el mensaje que se dicen a sí mismos/as es “lo hago por mejorar”.

Eneatipo 4

Este carácter coincidiría con el apego ambivalente.

El niño/a experimenta que esta madre tiene capacidad para dar pero no lo hace, generando una sensación de querer y no tener, siendo la base de este eneatipo.

La carencia viene dada por este sentimiento de saber que podía tener pero no había, siendo la “demanda” la manera cómo gestiona este carácter la carencia: Pidiendo.

Tiene mucha dificultad para amar y estar en contacto cercano con el otro/a. Es fácil que vaya rápido entre sentimientos de amor y odio.

Eneatipo 5

Este carácter coincidiría con el tipo de apego evitativo puesto que tuvieron una persona cuidadora invasiva y hostil con la que se sintieron amenazados y decidieron (de manera inconsciente) sobrevivir a esta situación enfriando sus emociones y no necesitando nada ni de nadie.

Este eneatipo no entra en relación de manera amorosa, si no que lo hace desde la distancia puesto que aprendió a amar desde ese lugar. Amar desde la cercanía era y es peligroso.

El mundo es mejor vivirlo desde la intelectualidad.

Eneatipo 6

Este carácter se asemejaría a un tipo de apego evitativo/ambivalente.

El orden en este caso es así. Evitativo primero porque este eneatipo desconfía de las personas puesto que se ha sentido muy traicionado/a y poco segurizado/a en la infancia. Ambivalente porque no confía en los demás ni en sí mismo/a. Generando una necesidad de recibir seguridad y amor externo que al no recibirlo le lleva a la desconfianza y así entra en un bucle infinito de necesidad y desconfianza.

Su salida: trabajar la confianza en sí mismo/a para encontrar la seguridad en su interior y no en el exterior.

Eneatipo 7

Este carácter coincidiría con un apego evitativo.

Este eneatipo tiene dificultades reales para contactar de manera amorosa con las personas puesto que se alejó y enfrió sus emociones y necesidades. No obstante, esta desconexión interna la suple con una necesidad grande de llenar ese vacío y ese dolor existencial a través de cosas, situaciones y relaciones que le produzcan placer.

Pudiera parecer que no coincide con este tipo de apego porque es una persona sociable y extrovertida. No obstante, cuando se trata de vincular, tiene un tipo de vínculo frío y distante.

Eneatipo 8

Este carácter podría coincidir con un tipo de apego desorganizado puesto que su manera de relacionarse es muy utilitaria usando a las personas para satisfacer sus necesidades.

Este eneatipo aprendió de niño/a que cuando era querido/a era posesión de ese adulto cuidador/a.

Así pues su manera de gestionar el deseo y el amor es esta: te quiero o te necesito para satisfacer mi necesidad así que eres mío/a. Es por esto que su manera de relacionarse es abusiva en este aspecto.

Eneatipo 9

Este carácter coincidiría más con un tipo de apego desorganizado puesto que en su infancia fue usado en pos de la satisfacción de la persona cuidadora principal.

Sintió que sus necesidades no eran importantes y que sólo lo eran las de los demás. Colocándose siempre en último lugar y generando una desidia en cuanto a atender su propia vida. Sintió que sus límites eran traspasados y no pudo hacer nada al respecto más que decidir que lo suyo no era importante.

Es por esto que este eneatipo se deja llevar por la inercia de la vida sin tomar decisiones importantes y atendiendo a las personas de su alrededor antes que a sí mismo/a.

Una vez me he embarcado en esta aventura de querer relacionar cada eneatipo con qué estilo de apego estableció en su infancia, me he dado cuenta que es muy complejo establecer algo que funcione para todos/as. Sí es cierto que cada eneatipo puede tener más una tendencia que otra pero la psique humana es algo mucho más complejo, puesto que cada persona ha vivido en un contexto relacional y social totalmente distinto y es trabajo de uno/a mismo/a poder identificar su propio funcionamiento.

Así pues, y después de esta pequeña investigación, me gustará saber qué te parecen estas relaciones y si te animas, dónde te has visto más reflejado/a.

Para explorar esta parte tuya, sólo tienes que contactarme a través de este formulario.